Toda persona ha soportado a lo lo largo de su vida algún dolor en alguna parte de su cuerpo. Siempre hay alguna una zona en la que de vez en cuando se origina una inflación o también una subida de la temperatura corporal, y la medicina que normalmente se usa para aliviar todos esos síntomas es la famosa aspirina.
La aspirina también tiene diversos usos además de la parte médica, como ayudar a disminuir el acné, bajar la inflamación de las picaduras de mosquitos o limpiar los residuos de jabón en la bañera. Pero para que la industria de la medicina haya podido dar lugar a la creación de la aspirina, ha tenido que pasar por ciertas situaciones.
A continuación, podrás conocer brevemente el origen de la aspirina, desde cuando se usó por primera vez hasta la actualidad.
La creación de la aspirina
Antiguamente, el remedio que usaban para aliviar los dolores se encontraba únicamente en la naturaleza mediante un extracto que se encontraba en la corteza del sauce blanco (su nombre científico es Salx alba). El remedio natural tenía un principio activo que no era más que el ácido acetilsalicílico, actualmente conocido con el nombre de su marca, aspirina. El objetivo de este ácido era calmar la fiebre y aliviar el dolor.
Pero, a partir de la Edad Media y hasta aproximadamente el siglo XVIII, la corteza del sauce quedó en el olvido y la gente nunca más usó ese remedio.
El redescubrimiento
Para el año 1763, Edward Stone, reverendo de la Iglesia de Inglaterra que descubrió el ingrediente activo de la aspirina, recuperó el extracto vegetal que había quedado en el olvido, presentando un informe en la Real Sociedad de Medicina Inglesa acerca de las características de este extracto.
Con la aparición de las investigaciones científicas se dio con ese principio, al cual se le llamó salicina (es una sustancia que tiene apariencia de color amarillo con forma de cristales de un sabor desagradable, aislada en 1828 por el profesor de farmacia Johann Buchner), sustancia que tiene utilidad en la sintetización del ácido salicílico (esta la encontró Herman Kolve en 1859, pero la mezcla mostraba algunos problemas). Uno de ellos fue que el sabor, que era excesivamente amargo o que presentaba una irritación para el estomago. Este sabor, gracias a un proceso de acetilación se transformaba en ácido acetilsalicílico (en 1853 el químico Charles Fréderic Gerhardt hizo una primera prueba de acetilación de la salicina, pero la mezcla presentaba una excesiva cantidad de efectos secundarios e impurezas).
La aspirina actual
Cuarenta y cuatro años después, el alemán Felix Hoffmann, químico de 29 años de la empresa Bayer, por encargo del director de nuevos fármacos de la compañía, Arthur Elchengrün, empezó a explorar una variante menos tóxica del ácido salicílico de Féderic, y fue cuando descubrió lo que sería la gran solución para una variedad de malestares. Fue el día 10 de agosto de 1897 cuando escribió en su libreta de laboratorio la creación del ácido acetilsalicílico puro, sustancia que posteriormente, y como se conoce mundialmente, se dio el nombre de aspirina, y que usamos aún a día de hoy.